Ubicadas a 6 kilómetros de Chichén Itzá, las grutas de Balamcanché son un importante atractivo arqueológico y natural de Yucatán, que data del período clásico (entre los años 200 y 300 D.C.). El sitio, utilizado por los antiguos mayas como centro ceremonial, se encuentra en el kilómetro 6 de la carretera Pisté-Valladolid, en el municipio de Tinum, a 132 kilómetros de Mérida.
Para ingresar a la caverna se desciende a 10 metros de profundidad. Al interior se encuentra el trono del Balam, un lago semi seco y diversos objetos como metales, patos en miniatura, ofrenda de joyería y cerámica.
Durante el recorrido, que dura aproximadamente 40 minutos, se pueden observar estalagmitas y estalactitas, una de las cuales toca el suelo, asemejando un gran árbol de ceiba, en la que los fieles depositaban sus ofrendas.
Entre los atractivos que ofrece Balankanché están el espectáculo de luz y sonido, que narra en español, inglés y francés la historia del lugar, un jardín botánico y un museo con fotografías y cédulas explicativas sobre los rituales sagrados que se practicaban en este espacio.